¿De qué
estamos formados las personas? Palabras y sueños, unidos, sin poder a ser lo
uno sin lo otro. Somos preposiciones, sustantivos, adjetivos. Adverbios de
lugar, tiempo, modo… ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Somos interrogantes,
exclamaciones, preguntas sin respuestas. Torbellinos de palabras que nos
permiten crear un camino. La manera de escapar de la realidad. Capaces de
formar túneles y puentes hacia un planeta sin descubrir, hacia un mundo
paralelo al que solo uno tiene la llave. Somos sueños; sueños rotos, por
cumplir, alcanzados, solo soñados. Soñadores en un mundo de palabras.
Amaneceres y atardeceres. Noches y días. Horas, minutos, segundos. Somos
tiempo. Tristeza, alegría…amor, sentimientos y emociones. Lágrimas y risas.
Personas con un destino, una meta que alcanzar, en el que somos el escritor que
escribe el final. Con papel y pluma donde construirnos a nosotros mismos, donde
construir una historia. Capaces de cambiar, de volar hacia eso que queremos.
Somos ilusión, esa caja de Pandora, donde todavía queda la esperanza, la fe por
uno mismo. Somos una inicial, un número, un galimatías para aquellos que nos
desconocen, un mapa, para los que nos quieren conocer. Somos música. Notas que
se mueven en nuestro interior, y hacen que nos sintamos libres, un pájaro que
vuela fuera de su jaula. Concordando el acorde de nuestra voz con el cuerpo,
convirtiéndolos en uno. Somos nuestros propios enemigos. Mintiéndonos,
haciéndonos daños sin darnos cuenta. Huyendo de nosotros mismos en un laberinto
de espejos, en el que podemos rompernos en mil pedazos al elegir el camino
equivocado. Pequeños detalles. Un café por la mañana, una sonrisa, un guiño,
una mirada. Personajes fuera de un libro, en un mundo donde la oscuridad te
acecha en cada instante y no sabes que hacer. Como si de repente toda razón hubiese desaparecido, y no tenemos un
diálogo que recitar, unas pausas que seguir. Sin dejarnos ver la continuación,
haciéndonos saltar del precipicio sin saber la distancia del final. Pero, a
veces, en ciertos momentos, la luz brilla, y se apodera de ti, y tú eres el
cristal que contiene ese destello, y haces que todo a tú alrededor brille.
Despiertas de un sueño del que tenías constancia, pero en el que sabes que
estás atrapado, te deshaces de las esposas que te sujetaban a esa
incertidumbre, y caminas, hasta encontrar el sentido por el que seguir, por el
que luchar. Somos un todo, un puzzle, compuesto por piezas diferentes, creando
un resultado final, creándonos a nosotros. Siendo nosotros mismos, esa es la
clave. Lo que nos permite dibujar en nuestra vida, poco a poco, una escalera
por la que avanzamos, por la que alcanzamos esa meta y tocamos las nubes. Las
nubes hechas de palabras y sueños. Nuestros sueños. Nuestras palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario